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Cristo volvió a llamar ayer a las puertas del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. En la plaza de Porlier, después de dos años de silencio por la suspensión de las procesiones de Semana Santa por la epidemia de covid, sonaron de nuevo los tres aldabonazos con los que el hermano mayor de la Hermandad de Jesús Cautivo anuncia la llegada del perdón. Francisco Alperi, que ostenta ese cargo desde hace tres años, se estrenó ayer en ese papel: “Abrid las puertas a Cristo”, anunció, y se perdió en el interior del edificio en busca del reo indultado.
Salió con él a su lado. El día anterior, la Hermandad del Cautivo había recibido la confirmación del indulto, aprobado en Consejo de Ministros. R.T.G., un ovetense de 37 años, casado y con dos hijos menores de edad, fue condenado a cinco años y un día de prisión por un delito contra la salud pública. Cumplía su pena en Villabona, ahora en régimen de tercer grado y con seguimiento telemático. El indulto le ha ahorrado un año de condena. Ayer, libre por fin, procesionó, a cabeza cubierta con los hermanos del Cautivo, la única cofradía de Semana Santa en Asturias que promueve el indulto de un presidiario.
La marcha por el centro de Oviedo, a lo largo de la calle Uría y luego por Argüelles hasta entrar en el Antiguo se hizo larga y dura.
El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, hizo una alusión al esfuerzo de los braceros al tomar la palabra en la plaza de Porlier, al inicio de la ceremonia del indulto.
Junto al párroco de San Juan, Javier Suárez, donde tiene su sede el Cautivo, el Arzobispo procesionó con el hábito de franciscano por el centro de la ciudad. Delante de ellos iba la Virgen de la Merced, en su trono, y el paso de la Santa Cena, con los infantes de Getsemaní –los niños de la Hermandad–. La banda de música y la banda de gaitas municipales participaron en la procesión y otra de las novedades de este año fue la participación del coro del Centro Asturiano de Oviedo, que a un lado del recorrido, en la intersección de Uría con Melquiades Álvarez, acompañaron la ofrenda floral de las monjas del convento de las Esclavas con la Salve popular, repartiendo octavillas con la letra entre los espectadores para que se unieran a su rezo.
A medianoche, también ayer, salió la Hermandad de los Estudiantes en la procesión de la Madrugá. Por la tarde, las tunas rondaron al Jesús de la Sentencia, en la capilla de la Universidad de Oviedo, y a medianoche los costaleros sacaron el paso a procesionar. Allí lo habían depositado el Lunes Santo y allí lo debían volver a dejar de madrugada, tras haber recorrido el casco histórico de Oviedo. En la plaza del Ayuntamiento estaba previsto que José Manuel Fernández, “Otur”, de la tuna antigua de Oviedo, leyera la sentencia de Pilato. Luego, la procesión debía regresar al edificio histórico de la Universidad, adonde se le esperaba hacia las 4.30 horas y donde permanecerá hasta el 23 de abril, el Sábado in Albis. Ese día, finalmente, será llevado en procesión de vuelta a la casa de la Hermandad, en La Tenderina, hasta la próxima Semana Santa.
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